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La creación de este blog tiene como objetivo facilitar información a todas aquellas personas, estudiantes y profesionales integrales con un enfoque agro ecológico, interdisciplinario y transdisciplinario, sobre la producción, transformación, distribución y consumo agro alimentario, que responda a las necesidades locales, regionales y nacionales de seguridad y soberanía alimentaria, comprometidos con el desarrollo endógeno sustentable donde se articulen lo científico con lo técnico, lo ético-político, lo estético-lúdico y lo socio-ambiental.

sábado, 5 de marzo de 2011

Planificación Participativa

La Planificación (desarrollo de un plan de acción, críticamente informado, para mejorar aquello que ya está ocurriendo). Cuando ya se sabe lo que pasa (se ha diagnosticado una situación) hay que decidir qué se va a hacer. En el plan de acción se estudiarán y establecerán prioridades en las necesidades, y se harán opciones ente las posibles alternativas tomando como base la participación social; en donde la participación permite la adecuación de las respuestas desde lo público a las necesidades y demandas de los ciudadanos. La participación y la consulta permiten anticiparse a ciertas demandas ciudadanas antes de que éstas cristalicen en reivindicaciones que pueden producir respuestas apresuradas, escasamente planificadas y probablemente más costosas económicamente. La participación favorece una mayor eficiencia en la intervención pública, al producirse respuestas y propuestas bien orientadas que optimicen recursos: mejores servicios con iguales recursos.

La participación profundiza en la democracia y facilita la articulación social. Se trata de asumir que la fragmentación y dialéctica social pueden posibilitar el cambio si se abordan desde de un planteamiento complejo y dinámico de las relaciones sociales y la construcción colectiva de propuestas innovadoras. La participación introduce las perspectivas de los diferentes actores sociales (mayoría silenciosa, sectores de base, minorías activas, agentes económicos e instituciones) en el ámbito de la planificación y la intervención y permite orientar y gestionar de forma complementaria aquellos procesos planificadores que han identificado claramente los intereses de los ciudadanos. Finalmente, la participación permite alcanzar u obtener el mayor consenso posible, público/privado/ciudadano, a través de distintos procesos abiertos de consulta y debate, ya sea dentro del modelo tradicional de participación local mediante normas y reglamentos de participación local, consulta ciudadana o referéndum, o bien dentro de las nuevas estrategias y dinámicas de participación que más adelante se van a exponer.

Las metodologías participativas, como herramientas complementarias del trabajo profesional en el ámbito micro-local, como un barrio, distrito o municipio, pueden contribuir a alcanzar el “objetivo último” de integración comunitaria y cohesión social. La participación ciudadana es un medio para mejorar la calidad de vida. Como institución pública al servicio de los ciudadanos, los profesionales del área de la salud, deben estar también comprometidos con el medio local en términos de calidad, ofreciendo buenos servicios a los ciudadanos, de eficiencia, optimizando recursos y procesos y de apertura: claridad, transparencia, comunicación y participación.


LAS CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN
PARTICIPATIVA QUE NOS CONDUCE A REALIZAR UNA ADECUADA PLANIFICACION.

La meta última de la investigación-acción participativa (IAP en adelante) es conocer para transformar; siempre se actúa en dirección a un fin o un “para qué”, pero esta acción no se hace “desde arriba” sino desde y con la base social. Dentro de este proceso secuencial “conocer-actuar-transformar”, la investigación es tan sólo una parte de la “acción transformadora global”, pero hay que tener en cuenta que se trata ya de una forma de intervención, al sensibilizar a la población sobre sus propios problemas, profundizar en el análisis de su propia situación planificando u organizar y movilizar a los participantes. Desde la óptica de la IAP, la población es el agente principal de cualquier transformación social y de su activa colaboración dependerá el cambio efectivo de la situación que vive. Esta postura rechaza pues el asistencialismo que impera en la mayor parte de los programas gestionados “desde arriba” por un Estado benefactor, una institución social o un equipo técnico de profesionales.

Por tanto, el objeto de estudio o problema a investigar parte del interés de la propia población, colectivo o grupo de personas y no del mero interés personal del investigador. En consecuencia, se partirá de la propia experiencia de los participantes, de las necesidades o problemas vividos o sentidos. Con esta metodología se trata de explicar, es decir, de entender más y mejor la realidad, de aplicar, o sea de investigar para mejorar la acción y de implicar, esto es, de utilizar la investigación como medio de movilización social. La IAP como herramienta o instrumento para generar tejido social ha sido ampliamente desarrollada por T.Rodríguez-Villasante y colaboradores, a través del “método de análisis de redes y conjuntos de acción”.

En la IAP, el objeto de estudio tradicional de la investigación social, la población, pasa a ser sujeto que investiga. Esta práctica auto reflexiva se instrumentaliza u operativiza en el “principio de dialogicidad” de P. Freire, según el cual el investigador y la población establecen una relación de comunicación entre iguales, un diálogo horizontal entre educando y educado, investigador y población basado en la reciprocidad. La participación de la población, colectivo o grupo puede adoptar dos formas básicas, aunque entre ambos polos se pueden establecer toda una serie de posibilidades según cada situación concreta. Así, puede participar durante todo el proceso, en la selección del problema u objeto de estudio, diseño de la investigación, trabajo de campo, análisis de resultados y diagnóstico crítico, elaboración de propuestas, debate y toma de decisiones, planificación y ejecución de actividades y evaluación de la acción. O bien de una forma parcial, es decir, participando en algunas de las fases, por ejemplo en el diseño pero no en la realización de la investigación para, una vez obtenidos los resultados, discutir y analizar posibles propuestas de actuación.

La colaboración entre los técnicos y los sectores de base ha de partir de la asunción de un compromiso político-ideológico por parte de los primeros. Este compromiso explícito supone orientar, ayudar, movilizar, sensibilizar en la producción de un conocimiento que ayude a mejorar la propia realidad. Se acaba pues con la pretendida imparcialidad de la ciencia, o su falta de intencionalidad, siempre se produce un saber para alguien y/o para algo.

Por último es conveniente señalar que la IAP no es una metodología de investigación exclusiva, ya que no es la única forma de alcanzar del desarrollo político, económico, social y cultural de una comunidad, ni excluyente, dado que no sustituye a otras técnicas de investigación y análisis de la realidad. Su aplicación dependerá de las posibilidades, necesidades y recursos con los que nos encontramos en cada situación concreta. No obstante, hay que recordar que la IAP sólo puede ser aplicada en ámbitos reducidos, tales como un barrio, organización, distrito, comunidad rural, etc., a fin de que la participación sea realmente efectiva y la población llegue a tomar las riendas del proceso de transformación. Los elementos definitorios o “ideas fuerza” de un proceso participativo son:

Conocimiento. La IAP supone un re-conocimiento de uno mismo, de otras personas o grupos, del entorno y del mundo. Es un proceso de reencuadre que permite analizar la historia desde otro punto de vista y analizar aspectos tales como a quién beneficia una determinada situación, a quiénes les ha interesado mantenerla o cómo construimos la situación desde nuestro lenguaje. Asimismo es un proceso de redefinición que ayuda a definir lo que se quiere cambiar y de reidentificación, ya que mediante el mismo facilitamos que las personas y los grupos encuentren sus potencialidades y las de los demás para trabajar sobre ellas.

Formación. Se parte de la idea de que cada vez que tengamos un nuevo conocimiento sobre una situación, hemos de reflexionar sobre si se ha creado un nuevo espacio para que las demás personas también lo tengan. Preguntas tales como ¿avanzamos todos al mismo ritmo?, ¿tenemos todos posibilidad de participar si queremos hacerlo?, se deben abrir en este proceso si queremos que se den la participación y el cambio.
Es evidente que la IAP constituye un proceso formativo en diferentes niveles: el de las técnicas aprendidas y aplicadas, el de las vivencias, la historia, la experiencia puesta en común y expresada, el de las actitudes, las motivaciones, las responsabilidades y cómo nos enriquecemos todos con ellas, el de las capacidades en el trabajo en equipo y la organización, el de los conceptos, investigación, acción y participación.

Conciencia. Es un proceso de toma de conciencia y sensibilización que posibilita la corresponsabilidad y la implicación en los procesos y el establecimiento de objetivos.

Comunicación. A lo largo del proceso buscamos terrenos comunes de comunicación para acercarnos a los códigos lingüísticos de otros grupos y aprender a escuchar y a expresar.
Esto nos abre a la posibilidad de establecer relaciones entre grupos de carácter más complejo que las puramente bilaterales entre dos sujetos. Sin duda, implica la difusión y socialización del conocimiento, la información sobre los recursos existentes y el acceso a ellos.

Mediación. Poner en marcha un proceso de este tipo es adentrarse en un trabajo de mediación, ya que se necesita identificar actores, colectivos e intereses y buscar los elementos de compatibilidad entre ellos; identificar necesidades de la base social, los nudos de las redes, los comunicadores y los mediadores informales y tener reconocimiento de todas las partes que pone en relación el proceso
Proximidad. La IAP necesita desenvolverse en espacios abarcables. Para poder conectar con la gente, sus problemas e inquietudes y canalizar propuestas de intervención comunitaria implicando a la base social es necesaria una estrategia a través del trabajo de calle, el uso del lenguaje cotidiano, el uso de los códigos y símbolos de una comunidad y cierto dominio de los valores que circulan por la red social.

EL PROCESO DE IAP: ¿CÓMO NOS PONEMOS EN MARCHA?

La Investigación-Acción-Participante propuesta por el sociólogo Tomás Rodríguez Villasante, se inicia con una Fase de dialogo-negociación entre los técnicos y profesionales, en este caso del ámbito sanitario, los promotores institucionales de la acción y los representantes de las asociaciones. Este acuerdo previo contempla el diseño de un proyecto de investigación-análisis
y reflexión, el cronograma de actividades participadas y los compromisos y responsabilidades asumidas por cada una de las partes.

¿Qué preguntas debemos hacernos antes de comenzar un proceso participativo de investigación?

¿De dónde partimos?
• ¿Qué conocemos de la comunidad?: tipo de población, colectivo al que nos interesa dirigirnos, problemáticas generales, algo de su historia...
• ¿Qué conocemos del tema que vamos a investigar?, ¿que dimensiones alcanza tanto locales como globales?
• ¿Existen procesos participativos en marcha, movimientos ciudadanos, etc. o queremos impulsarlos?

¿A través de qué mecanismos hemos definido el tema que nos interesa investigar?
• ¿Responde el tema objeto de estudio que hemos definido a una necesidad sentida por la comunidad, por nosotros, por la Administración...?
• ¿A quién ocupa y a quién preocupa el tema objeto de estudio?: conocimiento de las redes ciudadanas.

¿Qué posición ocupamos?
• ¿Qué papel ocupamos en la red comunitaria? ¿agentes externos, protagonistas...?, ¿con quién nos relacionamos y qué conjunto de acción formamos?
• ¿Qué capacidad de acceso tenemos al colectivo de estudio que nos interesa?

¿Qué espacios de participación vamos a incorporar al proceso?
• En el diseño (el proceso se hace de todos, no sólo nuestro).
• A lo largo del proceso (enseñando y aprendiendo).
• En el seguimiento (comisión de seguimiento, boletines informativos...).
• En lo permanente y en lo espontáneo (Grupo Motor, Grupo In-formado, espacios naturales de encuentro que aprovechamos...).
• En la devolución de la información (la red de acceso a los colectivos a debido ampliarse, el acceso ya es más complejo).
• En la negociación y construcción de propuestas.

En una segunda Fase de recogida de información se abordan ciertas problemáticas concretas, se recaba la opinión de la población afectada. Quizá nos encontremos con que las demandas recogidas son o demasiado concretas o demasiado generales. En este sentido el “grupo motor”, por ejemplo el Consejo de salud u otro espacio creado para animar el proceso, debe hacer el esfuerzo de unir las necesidades más sentidas con las problemáticas integrales existentes en el ámbito de la salud para así ir estableciendo puentes entre ambos niveles, es decir, ir de las demandas y necesidades más sentidas a las problemáticas integrales que afectan a todos y todas.

En este proceso aprovecharemos para ir indagando sobre hechos históricos, mejor cuanto más recientes, que hayan tenido lugar en la zona donde investigamos, éstos deben ser sentidos por la mayoría de la población y que tener poder para movilizar a gran parte de esta, generando bien consensos, bien conflictos, etc.. Estos, que llamaremos desde ahora “analizadores históricos”, nos darán la pauta para adivinar cuáles son los elementos de motivación, interés y movilización de la población.

Para cubrir esta fase de recogida de información debemos aprovechar al máximo “los espacios naturales” en los que la población se relaciona. Por ejemplo, las salas de espera de los centros de salud, los centros de día para mayores, centros culturales, las plazas y parques, etc.... son espacios idóneos. Utilizar como apoyo medios audiovisuales puede resultarnos muy útil de cara a posteriores fases en las que se devuelven los resultados del proceso a la propia población.

El estudio lo lleva a cabo un “equipo mixto” de trabajo, el grupo motor lo componen técnicos y voluntarios, encargado de dinamizar tanto la detección de necesidades, a través de entrevistas, y grupos de discusión, como las siguientes fases en las que analizaremos las necesidades y demandas detectadas en la recogida de información, así como las relaciones existentes entre los diferentes grupos sociales y que a posteriori pueden favorecer u obstaculizar la puesta en marcha de propuestas y acciones de mejora. Finalmente pasaremos a realizar un diagnóstico sobre la situación.

Cada cierto tiempo, este grupo da cuenta de su trabajo a una comisión de seguimiento más amplia compuesta por representantes de la Administración y del movimiento ciudadano y, finalmente, elabora una propuesta de actuación capaz de aglutinar o articular a la mayor parte de los elementos del tejido social.

En la fase de devolución, se debaten, matizan y/o corrigen el diagnóstico y la propuesta con las asociaciones y la población en jornadas y /o talleres abiertos al público, para consensuar las líneas de actuación, concretar programas y asignar recursos (humanos, materiales, de espacio y tiempo, etc.).

Las dos últimas fases del proceso son las de la ejecución y evaluación continua de las acciones propuestas. Aquí es pertinente la aplicación de prácticas y técnicas de difusión amplia tales como campañas, uso de paneles, métodos audiovisuales y medios de comunicación local, aprovechando nuevamente los espacios de mayor uso por parte de la población. Asimismo, es conveniente la formación y dotación de mecanismos para la toma de decisiones y la evaluación participativas. Ejemplo de dichos mecanismos son las coordinadoras, observatorios permanentes, plataformas, etc.

LA DINAMIZACIÓN DE GRUPOS: PROPUESTAS METODOLÓGICAS
La interacción con personas es una de las piezas claves de este tipo de procesos de dinamización socio-comunitaria. Trabajamos con grupos humanos para transformar su entorno, a partir del conocimiento crítico de su realidad y de la puesta en marcha de un conjunto de estrategias y propuestas vertebradas dentro de la complejidad local.
Cuando estamos inmersos en un proceso de “desarrollo participativo” entramos en contacto con todas aquellas personas y grupos sociales que en mayor o menor medida lo protagonizan, participan en o son participados de él. El contacto y la relación con estos sujetos adquiere dimensiones diferentes según sean los intereses, compromisos u ocupación de tales actores sociales.

Estos conjuntos de personas son, por un lado, fuente de información ya que nos ayudan a recabar datos acerca de su entorno y sobre las redes de relaciones existentes y, por otro, grupo motor o núcleo de la investigación-acción, participando activamente según su interés, disponibilidad, actitudes, capacidades y formación, en las diferentes etapas del proceso. Por su parte, los técnicos o agentes dinamizadores irán supervisando las diversas etapas del trabajo, tanto en los contenidos como en los métodos.

Dado que la IAP es también un proceso de aprendizaje colectivo, es pertinente el uso de dinámicas de grupo, provenientes tanto de la educación popular como de la animación sociocultural. Éstas permiten que los miembros de un grupo se conozcan y aprendan a trabajar juntos de forma autónoma, que todo el conjunto se fortalezca y sea capaz de auto-organizar sus tareas hacia dentro y hacia fuera.

Un primer obstáculo que nos podemos encontrar al llegar a una comunidad local o municipio es el de la constitución de equipos de base para el trabajo socio-comunitario. En este caso, aprovecharemos las ocasiones de encuentro con la población para animar a la participación; situaciones como la presentación pública a las asociaciones y a los medios de comunicación local, las entrevistas y los grupos de discusión o la asistencia a actos públicos nos brindan la oportunidad para hacerlo. Debemos cuidar los primeros contactos personales, así con cierta regularidad les haremos partícipes del proceso que estamos intentando dinamizar e iremos incorporándoles al mismo como comunicadores informales.

El uso del “informante clave”
Los “informantes clave” son personas que cuentan con un amplio conocimiento acerca del medio o problema de estudio; ejemplo de los mismos son: funcionarios, profesionales, líderes y dirigentes de organizaciones populares, comunicadores informales de la base social, etc. La experiencia de estas personas será muy valiosa tanto en los primeros pasos de la investigación, en la fase previa al diseño del proyecto para efectuar una primera aproximación al objeto de estudio, como en las etapas posteriores de trabajo de campo, devolución-difusión de los resultados y puesta en marcha de las acciones propuestas.

La forma más habitual de obtener información de estas personas suele ser la “entrevista en profundidad”, que puede ser “abierta”, si se hace de forma personal lo cual es “lo ideal”, o “semiestructurada”, es decir con un breve guión de preguntas y temas, si optamos por el correo, el teléfono o la doble visita de entrega y recogida del cuestionario.

Para captar una muestra amplia y diversa de informantes clave se suele utilizar la estrategia de cascada, en la que el primer sujeto proporciona el contacto con otra u otras personas que también pueden aportar una opinión fundamentada y/o experiencia en el tema de análisis.

ALGUNAS HERRAMIENTAS PARA EL TRABAJO COMUNITARIO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA IAP. EL TALLER DE AUTODIAGNÓSTICO LOCAL

El “taller de autodiagnóstico local” se puede desarrollar al inicio del proceso y tiene los siguientes objetivos:

Obtener una primera evaluación sobre la zona objeto de estudio. Para ello se puede utilizar la técnica DAFO, que permite obtener información sobre los puntos fuertes y débiles, las amenazas y las oportunidades.

Elaborar un primer “mapeo” de las relaciones que mantienen entre sí los diferentes actores sociales presentes en el territorio: instituciones, tejido asociativo y población en general.

Generar consenso en lo que respecta a la demanda sobre el tema a investigar y los objetivos a marcar, haciendo converger los diferentes conjuntos de sensibilidades latentes detectados en este proceso de arranque de la investigación.
La técnica DAFO consiste en elaborar un cuadro resumen que nos permite definir y contextualizar el problema en el ámbito de estudio a partir de cuatro marcos de análisis: fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Una forma de aplicar esta técnica puede ser la siguiente: se plantea el tema u objeto de estudio de forma clara y concisa. A partir de aquí el grupo hablará primero, a través de una lluvia de ideas, sobre los aspectos positivos o “de éxito” (fortalezas y oportunidades) que relacionan ese tema con el territorio. Las ideas sobre las que se esté de acuerdo se van escribiendo sobre un panel. Posteriormente, también mediante lluvia de ideas se extraen los aspectos negativos o “de riesgo” que también es importante tener en cuenta.


La planificación objetiva  debe ser construida en una acción – reflexión critica, dirigida a que los sujetos de la acción, se apropien del conocimiento de su realidad, a través del análisis y el estudio de las transformaciones grupales y colectivas, que van teniendo lugar a lo largo del proceso donde el hombre se transforma y transforma su entorno. Se ve así al sujeto de la investigación con capacidad de acción y poder transformador, no sólo en el ámbito grupal y colectivo, sino también del entorno social y material. Igualmente, con una capacidad para discernir, organizar, planificar procesos que favorezcan y se apoyen en formas de participación activa de las comunidades, en una perspectiva democrática y de autogestión.

La Investigación – Acción, no es sólo investigación, ni sólo Acción, implica la presencia real, concreta e interrelacionados de la Investigación y de la Acción e inmersa en esta ultima, la Participación, por lo tanto para investigar tiene que asumirse la reflexión como elemento esencial.

En correspondencia con lo anterior, se plantea como manera de investigar con la comunidad y para la comunidad, en función de ir generando procesos de transformación dentro del orden democrático, la Investigación Acción Crítica Reflexiva.

Sustentando el hecho de que es investigación, puesto que se fundamenta en un proceso sistemático, que orienta sus fases a través de un conocimiento preexistente, tanto en el investigador como en los demás sujetos de la investigación. Este conocimiento, es producto de la praxis y la experiencia, que permiten conocer y transformar tanto al sujeto como al entorno y sistematizar las experiencias para ir generando un proceso de cambio y/o transformación de modelos de vida, formas de agruparse, manera de intervenir, generación de procesos educativos y organizativos y criterios de pertenencia, entre otros.

Es por lo tanto, acción y participación, acción entendida no sólo como el simple actuar, o cualquier tipo de acción, sino como acción resultado de una reflexión e investigación continua, sobre la realidad no solo para conocerla, sino para transformarla. Participación, porque abarca un proceso de comunicación y retroalimentación perenne entre los sujetos de la investigación, donde la planificación, la toma de decisiones y la ejecución, forman parte de un compromiso colectivo o de grupo.

Es crítica, porque la práctica se somete a un análisis y discusión continua, entre los sujetos de la investigación, que conlleva a procesar e interpretar de manera más global el contexto social, promoviendo la búsqueda de opciones de cambio con base a los intereses colectivos.

Reflexiva, pues producto del análisis, debe establecerse una relación entre lo investigado, el contexto y los sujetos de la investigación, reforzando el estudio, evaluación e interpretación de los problemas y sus causas, valorando las acciones ejecutadas y generando un conocimiento que permite a los sujetos enfrentar las situaciones que se les presenten de manera conjunta y organizada.
Por lo tanto, se puede afirmar que, la investigación y la acción se funden creadoramente en la praxis.


 La investigación Acción Crítica Reflexiva, se trata, no sólo de actuar en la solución de problemas siguiendo una planificación y utilizando técnicas y recursos de la comunidad y/o del Estado, va más allá de esto, plantea: la reflexión como principio básico, que permita entender, qué son los procesos comunitarios, las problemáticas inherentes a ellos, su importancia social, política, cultural, económica y humana, las posibilidades de intervención de los agentes externos, la necesidad de la interdisciplinariedad, la búsqueda y comprensión de las causas que generan los problemas, el conocer las potencialidades y debilidades que se poseen como grupo y solo en función de esto y a través de ello, generar las acciones que conduzcan a transformaciones de su entorno. Cuando se cambia la manera de pensar todo cambia ya nada puede ser igual, partiendo de esta idea concebimos la Investigación acción como un proceso de acción - reflexión- acción, en un movimiento cíclico y continuo.

Es importante resaltar, que en todo hecho donde este involucrado el hombre, dependiendo de la actitud política e ideológica de éste, puede conducir procesos de intervención de las comunidades impulsando transformaciones y fortaleciendo estas o también utilizar la investigación acción y las técnicas vinculadas a ella, para convertirse en alienadores, sin conducir acciones que permitan traspasar lo fenomenológico, con poca o nula reflexión teórica.

Por eso es que se parte del hecho, que en la investigación social no puede hablarse de la neutralidad y objetividad pura del investigador, todo depende del compromiso que se tenga con las comunidades y de la ética del investigador.

Para realizar investigación Acción Crítica Reflexiva, la Comunidad, como se viene planteando, es el eje central, al respecto Castro María Clemencia(1993.) formula algunas consideraciones centrales sobre los procesos comunitarios. En primer lugar destaca la existencia de una terminología empleada comúnmente por quienes se vinculan al proceso comunitario. El uso común de términos tales como "comunidad", "participación de la comunidad", " desarrollo comunitario "metodología participativa", "investigación participativa" y aún las expresiones de "investigación acción" e "investigación acción participativa" suele hacer pensar que tienen igual significado para todos y, por lo mismo, de entrada tiende a suponerse la unidad en las concepciones, orientaciones e intereses y en las formas de acción. Lo cierto es que muchos de estos términos pueden tener distinta connotación reflejo de formas diferentes de concebir y asumir el trabajo comunitario. También, señala la autora que, entre los miembros de una comunidad encontramos numerosos intereses, compartidos o no, que de hecho inciden en la dinámica comunitaria, en su cohesión, en sus posibilidades o no de desarrollo, lo fundamental es establecer cuál o cuáles de esos intereses es el orientador de la vida comunitaria o preferentemente aceptado por la mayoría. Igualmente, es determinante como se concibe la comunidad, si es como un grupo amplio de personas que poseen vínculos y características que los unen y que les permiten compartir circunstancias comunes en el desarrollo de su propia existencia, lo cual la tipifica e identifica ante otras o la consideramos como una parcela dividida sin consenso ni unidad, fácil de mediatizar e influir en su autonomía y orientación política e ideológica.
La planificación induce al desarrollo comunitario, es entendido como el desarrollo de la comunidad, importa claro está, avanzar en la resolución inmediata de problemas y necesidades y en general, contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, pero eso no es lo esencial. Lo que interesa de manera especial es dinamizar la capacidad de la comunidad para asumir colectivamente y de manera autónoma, consciente, reflexiva y crítica el curso de su propio destino. Esta capacidad se logra mediante el fortalecimiento de los vínculos, a través de las interacciones concretas y de los avances en la transformación del mundo material y social.

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